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Compositores como Stravinski, Britten o Grechanínov orquestaron el que ha sido definido como uno de los valses más reconocidos del genio polaco. Creado en 1833 y publicado al año siguiente, se tiene constancia de que, durante estas fechas, Frédéric Chopin llegó a componer al menos dieciséis piezas de características similares que fueron destruidas o, en algunos casos concretos, publicadas de forma póstuma.

El Grande Valse Brillante en mi bemol mayor, op. 18, compuesta en el número 5 de la rue de la Chaussée d’Antin (París), tiene como principal destinataria la artista Maria Wodzińska, prometida de Chopin. Con posterioridad, le dedicaría el célebre Vals en la bemoll major, op. 69, núm. 1, también conocido como “El vals del Adiós”. La combinación de virtuosismo y lirismo, sumada a la consistencia de su construcción, la ha convertido en una pieza destacada en el repertorio de numerosos concertistas de todo el mundo.
En el video, una notable interpretación de la pianista ucraniana Valentina Lisitsana.

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